Bailar salsa social debería ser: divertido, espontáneo, gratificante, relajante, vibrante y sobre todo distinto con cada pareja y canción.
No sé en que momento hemos pasado de estas premisas a parecer todos caricaturas de los bailarines profesionales.
Yo apuesto por un baile más natural, por escuchar más a la pareja y a la música que en intentar lucirse uno mismo a toda costa, con unas figuras y alardes que posiblemente le queden bien al profesional que vive de eso pero no al bailador aficionado que poco a poco se va pareciendo más a un quebranta huesos que a un bailarín.
Y es que, desde mi modesta opinión, no hace falta tener el carnet del circo, ni volar por lo aires o tener un cuerpo perfecto para bailar con arte y estilo.
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